Estoy rota. Dejando aparte los dolores de brazos, piernas, manos, pies y espalda, estoy feliz.
Porque AYER estuve en la FERIA del libro de Madrid.
Yuuuuuuuuuuuupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Iniciamos el peregrinaje mochila a la espalda.
Contenido: bocatas, agua, chaquetilla por si refrescaba (jaja, jajajajaja), equipo de picnic, cámara especializada en el acoso a literatos.
Con los pies resignados a la caminata y el monedero repleto con los ahorros, nos presentamos a las verjas majestuosas del parque. Ya empezaban a despuntar los primeros curiosos, aunque todavía se veían claros en el cauce blanco que serpenteaba parque adentro.
Después de un año de espera, de impaciencia, de puro histerismo, allí estábamos.
Con la boca abierta.
Una alfombra de posibilidades para que la realeza, mochila al hombro, se desplazara por ese corredor catedralicio flanqueado por los altares más bellos jamás erigidos al amor por los libros.
¡Qué sobredosis! Libros por todas partes. A derecha e izquierda, cientos de casetas desplegaban sus tesoros de mil colores, y mis amigas y yo éramos las protagonistas. De verdad que me sentí como si una ciudad entera de libros ocupara el mundo conocido. Igual que La Ciudad de los Libros Soñadores de Walter Moers, lo único importante en la vida es el libro y el libro y el libro. Jajajaja, fue genial.
Pateamos las sendas, nos asamos de calor, tuvimos que combatir en desigual liza contra la invasión de cucarachas de los servicios instalados (y cerrados durante las larguísimas horas de descanso de las casetas), pero todo valió la pena.
Un aluvión de firmas tuvo lugar ayer en la feria. Tuve la suerte de poder conocer a Rosa Montero. Con suma amabilidad y buen humor, firmaba cualquiera de sus libros, sin importar que no fueran novedades.
Hace tiempo leí, no, debería decir que me enamoré de Historia del Rey Transparente. Me fascinó desde la primera línea. Bella prosa, historia medieval y fantástica pletórica de aventura, amor, hechos históricos, penurias y una tristeza poética que te deja el alma en vilo.
¡Me lo firmó! Qué tesoro, amigas…
Durante todo el día, zanganeamos de puesto en puesto, libando de librerías y editoriales que se alineaban a doble fila con sus armas dispuestas a cautivarnos. Novedades, el fondo al completo de sus catálogos, posters que me dieron una envidia tremenda (lo bien que quedarían en mis paredes tan sosas), y esos marcapáginas tan fabulosos que nos hacen perder el sueño…
La verdad es que pude recolectar un botín interesante y variado, así que el mes que viene habrá sorpresitas ;-) .
Tuvimos que hacer un descanso, obligatorio. Vino bien: para comer y descansar. Qué rollo cuando la biología te fuerza a parar la maquinaria de la pasión. :-D
Aún así, fue una gozada echarse en la hierba a comer. Disfrutamos de un día espléndido, a diferencia de hoy que está lloviendo a ratos. Hasta nos sobrevoló un halcón haciendo su ronda por el cielo azulísimo. Nos tomamos un refresquito mientras transcurrían los últimos minutos hasta la reapertura de los stands. Con ella, una riada de gente pronto colmó de nuevo los alrededores de sus editoriales favoritas.
Y seguimos con la aventura. Mi monedero estaba ya flaqueando. Mi espalda se quebraba del peso. Arrasamos un poco más, ya que el primer día en la feria es como el primer amor: pura ansia. Descubrí un libro curioso: Rielar y los Reinos del Mar, de Guadalupe Oteo. La misma autora firmó el ejemplar y me dio algunas explicaciones de la trama. Muy simpática. Además, la editorial Alberto Santos cedió un lote de marcapáginas para sortear en el blog. Ya sabéis, mes que viene, sorteo! :-D
En el puesto de la editorial Hidra, el autor de los Rebeldes de Crow, Javier Márquez Sánchez, estaba firmando. Me respondió a mi insidiosa preguntilla y me remitió a su blog para más pesquisas. Me lo he traído a casa, el libro claro ;), junto a un marcapáginas y una bolsa negra decorada con el cuervo del título. El personal de la editorial que compartía stand, Duomo, fue también muy amable e incluso estaban repartiendo flores a los viandantes.
Donde se notaba profesionalidad y encanto fue en el stand de Maeva. Podías entrar en un recodo diseñado de tal forma que parecías estar en una tienda, con sus estanterías y todo. Junto a la compra, regalan una bolsa preciosa y varias cositas. Por ejemplo, cuadernillos de Camilla Läckberg y Jean M. Auel, con varias páginas del último libro y hojas para escribir.
Estoy encantada con el ambiente que se respira en la feria este año. Durante el camino, te topas con personas que están repartiendo abanicos y marcapáginas impresos con portadas de libros en promoción.
La gente es en general amable y todo el mundo está ávido por presentar la mejor oferta y con el siempre agradecido 10% de descuento. Eso ayuda J
Os dejo una relación del botín:
EDITORIAL | LIBROS | EXTRAS |
ALAMUT | LOS REYES HERÉTICOS, de Paul Kearney EL ESPEJO DE BRONCE, de Delia Sherman | Catálogos, marcapáginas, tarjetas
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EDICIONES B | LA SEÑORA FRISBY Y LAS RATAS DE NIMHT, de Robert C. O’brien | Un marcapáginas y un abanico de promociones
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ALBERTO SANTOS | RIELAR Y LOS REINOS DEL MAR, firmado de Guadalupe Oteo Iturmendi | Catálogo, lote de marcapáginas y tarjetas, (de aquí habrá sorteo)
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EDITORIAL HIDRA | LOS REBELDES DE CROW, firmado De Javier Márquez Sánchez | Catálogo, marcapáginas, bolsa promocional del libro
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LA FACTORÍA DE IDEAS | TORMENTA, de Jim Butcher | Catálogos, marcapáginas
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MAEVA | EL MAESTRO DE LAS BURUJAS, de Walter Moers (no es una errata, son burujas de verdad) | Catálogos, marcapáginas, cuadernillos, bolsa grande de la editorial |
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Y mil gracias a ROSA MONTERO por ser tan cercana y simpática.
Estoy deseando conocer las experiencias de las que habéis estado también en la feria. El próximo domingo seguirá la crónica con el segundo día de aventura. Ahora estoy rota, por lo que me voy a descansar un rato.
Besotes de Babel feriante.