Estos días me han acompañado los vampiros más brutales
como parte de la lectura conjunta del mes de octubre: Orgía Paranormal.
Ha sido un viaje atípico, pero muy interesante.
LA ERA DE DRÁCULA - KIM NEWMAN - 314 páginas - editorial Alamut - año
de publicación 2010 en español, 1992 en inglés como Anno Dracula - tapa
flexible con solapas - género terror vampírico historia alternativa
Con una de esas portadas deslumbrantes típicas de Alejandro Colucci, esta novela cayó en mis manos hace un par de años. No ha sido hasta
ahora, durante la lectura conjunta Orgía paranormal en octubre, que he podido
por fin degustar su grotesco, originalísimo e inteligente bouquet sólo apto
para los paladares más sibaritas.
Yo diría que es un vino de pausada degustación. Al principio,
se nota denso y caótico, pero a medida que el mundo creado por Newman a partir
de la obra de Bram Stoker va solidificándose en la mente sorprendida del
lector, la trama se torna tan adictiva como bien orquestada.
Van Helsing y compañía fracasaron. Bram Stoker contó
acontecimientos reales, pero falló en el intento de erradicar la plaga
vampírica. Ahora, en un mundo que propone una historia alternativa, Londres es
víctima de una nueva moda: los aristócratas ansían la inmortalidad. Drácula
reina supremo como consorte junto a una rejuvenecida Victoria. Su casta se
vierte en las casas de más rancio abolengo y el gobierno ejecuta a los rebeldes
con empalamientos sumarísimos. Sin embargo, el poder de la sangre sufre reveses
que no se habían anticipado. Otra casta de vampiros, descendientes de
inmortales distintos a Drácula, campa libre por Inglaterra. A sus ojos, los
hijos del transilvano son portadores de terribles lacras. En los barrios más
sórdidos de Londres, la prostitución toma un cariz aún más lóbrego. Sexo y
conversión por un módico precio. A menos que el temido Cuchillo de Plata te
encuentre en un rincón, te destripe y acabe con la promesa de vida eterna sobre
los fríos adoquines.
Desde luego, me ha asombrado el intrincado tapiz que teje
Newman mediante la política xenófoba de inmortales y cálidos, el club Diógenes
a la sombra de la conspiración, el infame Jack el destripador haciendo de las
suyas con un giro adaptado a las circunstancias, y la reflexión casi realista
sobre las consecuencias de una hegemonía vampírica. Hay multitud de personajes
que reflejan cada una de estas posiciones morales y políticas. Además, surgen
menciones más o menos protagonistas de elementos que ya reconocemos como
Jeckyll, Seward, Lucy, Renfield, Mina, o las omnipresentes calles de Londres,
como Whitechapel. Mientras la investigación criminal guía los pasos de la
vampira Genevieve y el enviado del club Beauregard, somos testigos de la
crueldad física y psicológica que está devorando la ciudad. Asesinatos
cruentos, niñas cuya sangre es vendida en la calle, mercenarios sobrenaturales,
enfermedades y deformidades que afectan a los conversos. En mi opinión, ha sido
una lectura formidable dentro del género, a la que suma un toque de sátira política y humana de enorme potencial. Y ese final es pura dinamita.
Web del Autor
Y mis arrebatadores, ¿qué pensáis? ¿Os siguen seduciendo los vampiros?
Babel con dientes de repuesto.