En esta época en que ululan los fantasmas y brotan por doquier novelas de mujeres sometidas a los hombres, a mí me apetece titular la entrada de hoy con un poco de mala leche femenina. Sí, ya sé que volver la tortilla no es del todo moral ni edificante, pero qué leñe, es simplemente una metáfora gamberra para presentaros el libro que destripo en honor de la fiesta más naranja y monstruosa: Halloween.
Bajo un velo de alabastro,
un condenado con su espada
atraviesa corazones
para vengar a su amada.
creación exclusiva de Babel
Desnúdate, ordenó ella, y él lo hizo.
EL BEBEDOR DE LÁGRIMAS
Especial fotográfico
Mitad poeta, mitad profeta, Ray Loriga se expresa como uno de
esos artistas malditos o cantautores de pelaje escéptico y oscuro para quienes
el mundo es un banquete de ostras podridas: un lujo que paladear con cautela.
Como veis, el hombre inspira ;o) Sé que a cada cual le
sentará de forma distinta, pero a mí, este cruce entre motero jubilado y
psicoanalista sabihondo me ha hecho gracia. Maneja un arsenal de frases
lapidarias que se intercalan con el relato de la historia, creando una
ambientación a caballo entre fantástica y cronista.
El elenco de protagonistas
Adela, pueblerina que desea volar en corrientes nuevas y más
estimulantes.
Laura, el ave experta que guiará su iniciación en sueños y
pesadillas.
Augustus C. Warden, policía aspirante a Sherlock Holmes con
alter ego en el ciberespacio en forma de jovenzuela satanista.
El héroe torturado, que no es lo que parece ni será nunca lo
que debería.
La madre del poli que mola como nadie.
Yo no sé si Adela es tonta, está alelada o tiene demasiada
inexperiencia que está deseando dinamitar más allá de todo límite, pero juega
con fuego a sabiendas. Llega a la ciudad universitaria donde se suelta el pelo
a instancias de la listilla más moderna y sabelotodo, se mete en medio de la
leyenda más gótica y terrorífica que haya escuchado nunca y, encima, no le
basta, sino que tiene que provocar al fantasma. Porque ella lo vale.
Claro que la
personalidad no es un pez que se pesque en una sola tarde.
Página 15.
Me alucina Adela. No es la heroína ideal, pero es el
catalizador de la leyenda que todos necesitamos. ¡Y qué leyenda, lectores! Un
hombre enamorado que, herido en su amor propio varonil, venga a su amada con la
muerte de aquel otro que la engañó y, de paso, a él mismo al robarle el amor
exclusivo de su voluble chica. ¿Cómo se venga? A espadazo limpio, segando vidas
y cabezas, como corresponde a un jinete de Sleepy Hollow sin caballo pero con
levita dieciochesca y con unas malas pulgas que le duran hasta fecha de hoy.
Cuando Adela provoca la reaparición de El bebedor de
lágrimas, el pueblo entero comienza una carrera cuesta abajo que va a destapar
secretos antiguos, personajes con muchas facetas y una pareja de sensualidad
morbosa con poco que decirse y mucho que hacerse el uno al otro.
La novelita, minúscula para su bien, tiene su punto macabro.
Un humor negro que salta sin avisar. Los personajes son todos un poco
sinvergüenzas, no se puede decir que sean santitos ya que todos tienen un
ramalazo egoísta y criminal. Y el tandem poli-madre, genial.
Y luego el final. Pero, pero, pero, pero, pero... Lawrence
estará maldito, pero yo estoy maldiciendo a Ray como una posesa.
Si tuviera que definir a este escritor diría que... si el
demonio tuviera un primo lejano que bebiese cerveza en un bar perdido, mientras
observa el mundo con aire indolente, sin ambiciones y con mucho cinismo... ése
sería Ray.
también disponible en versión bolsillo
9 pellizcos
Por mí, la trilogía debería ser un único tomo. La vida, como
las leyendas, tiene pies de barro así que a esperar que el bueno de Ray se
digne a asestarnos el siguiente espadazo. Te esperamos, Ray. Que lo sepas.
buscando una calabaza fresca.