Cuando un autor sabe promocionar con estilo

Teo Palacios es un hombre pero, además de eso, es escritor. Y lo mejor de todo es que tiene buenas ideas, tanto para sus libros como para promocionarlos. En Facebook, me parto de risa (de la buena que nace del asombro ante el ingenio y el buen humor) ante sus composiciones. No encuentro una foto en la que aparece el último James Bond, una pena, aunque os dejo aquí unas muestras. (la tengo!)

Según él, son todos testimonios reales...

"Lo leí y me pareció irresistible, así que decidí comprar otro... ¡Como regalo del día del padre!"

"Halcón Gris mola mucho más que Alatriste... Lo siento, pero tenía que decirlo".

"Hoy se estrena la peli pero todo el mundo está hablando del libro del mindundi este. Claro que, leyendo la sinopsis, lo entiendo todo. ¡Qué pinta tiene!"

"Madre mía, el libro me ha encantado. Cojo ahora mismo mi avión privado y me planto esta tarde en la presentación para que me lo firme...".

"Qué ganas tenía de poder encontrar una buena novela para evadirme en la que hubiera batallas, amor, moros y cristianos, venganzas... "

¡¡¡¡APARECIÓ BOND!!!!

""Quantum of solace...?" Solace la que le cayó a Ibn Abdun en el desierto".

¡Te creemos, Teo!

Y si queréis saber más del buen hacer de este artista, no está de más una visitilla a su web o a su perfil social.

Además, cualquier amante de la historia se quedaría prendado ante su última obra publicada por Ediciones B. ¿O sois capaces de resistiros?

He vivido en el turbulento periodo que siguió a la caída del Califato y la aparición de mil reinos en lo que antes fue la poderosa al-Ándalus. Aprendí siendo un niño lo que era el dolor y la pérdida cuando mi madre fue ejecutada. Quedé al cuidado de mi tío, que pasó de ser un pobre poeta a convertirse en uno de los hombres más poderosos de nuestra época.

Mi vida se desmoronó y la levanté de nuevo, entretejiéndola junto con el barro al que aprendí a dar forma en el taller de un alfarero. Pero los ojos de una mujer son el arma definitiva contra el corazón de un muchacho enamorado. En especial cuando miran hacia la protección que puede ofrecer un príncipe en lugar de hacia la humilde casa de un ceramista.

He cruzado desiertos y he vivido guerras mientras que, en el mundo que dejé atrás, las vidas de mi tío, de la mujer a la que amé y de mi rey, bailaban al ritmo de la traición y las intrigas. He sido esclavo y he bordeado la muerte. Y ahora regreso con un ejército, dispuesto a vengarme.

Babel con una sonrisa histórica en la cara.