Desde que leí La foto de Nora, me quedé con un ansia latente
de leer la próxima novela de María Jeunet. Sabía que sería algo distinto, dada
su imaginación, pero que tendría su toque especial. Casi de repente, me crucé
con su nueva obra y, con ese título tan poético, EL NOMBRE PROPIO DE LA FELICIDAD, me abrumó la curiosidad por
descubrir sus secretos.
¡Qué bonito relato! He tenido algunos tropezones, pero en
conjunto me ha envuelto su magia y he acabado engullendo los agradecimientos
con una sonrisa tontorrona en la cara.
Empieza con unos capítulos atrayentes, luego se vuelve
bastante lento hasta que el ardor amoroso y los dramas y el significado de la
vida y el descubrimiento de uno mismo confieren una fuerza renovada y bella a
la historia.
El protagonista es un treintañero que escribe (o lo intenta
si la musa esquiva le visita) cuentos infantiles y el propio texto respira esa
ingenuidad de niño en gran parte de sus pasajes. La ciudad de París, con sus
pastelerías, museos, calles históricas y turistas ávidos, es tan referente como
Nico, el escritor, en su minúscula buhardilla de artista trabando voluntades
con la inspiración.
Primero, voy a remarcar las muchas cosas que me han gustado.
Nico es un hombre algo perdido en la carrera de su existencia. Con sus amigos,
prácticamente un club de celestinas, sortea su bloqueo creativo embarcándose en
misiones para llevar el amor y la felicidad a quienes quiere. Hay muchos
mensajes en la historia, desde un canto a la amistad con sus sacrificios y
recompensas hasta la búsqueda de la felicidad personal.
Me ha encantado que el protagonista sea un escritor, con sus
cuitas, sus problemas con la editorial y con sus musas que no llegan en años o
le conquistan por la fuerza con un origen de lo más esperpéntico. Me he
enamorado del pueblecito del que es oriundo, Mont de Fleurs, con sus ventanas
de colores y sus gentes más familiares que vecinos. He reído con algunas bromas
y cuando las chicas de las dos novelas anteriores de la autora han hecho un
cameo. Al final, he acabado cogiendo cariño a la panda de amigos de Nico, todos
tan dulces, alocados y vivos. Sobre todo, porque sus desventuras y alegrías han
creado un gran puzzle en torno a la identidad de Nico que ha terminado
dibujando una única historia de sentimientos con final redondo.
Y el romance...
Lo hay. Arrebatador como un vendaval, trágico para dejar
huella, descrito con hermosas frases que han planteado todas las fases de una
relación desde la euforia hasta el dolor de irse a pique. Tanto lo bueno como
lo malo han actuado de escalones en la evolución personal de Nico, en el resto
de sus vivencias familiares, laborales y de amistad, y el resultado es un
cuadro abigarrado de emociones con dulzura de cuento de hadas y tristeza de vida
real.
En cuanto a lo que no me ha gustado, puedo decir que las
primeras 100 páginas fueron lentas y dispersas para mí, que eliminaría todos
los "ja, ja, ja" del texto y que no agradezco el estilo que le habla
directamente al lector, sacándole de la historia con forceps.
EL NOMBRE PROPIO DE LA FELICIDAD
MARÍA JEUNET
Tapa flexible con
solapas
360 págs.
Narrativa
contemporánea / Romance
2016
Relación
calidad/precio:
19 pellizcos,
soportable
|
En conclusión, una preciosidad de historia sobre la amistad,
el amor y la felicidad, cuyo título ahora comprendo con suma ilusión, donde
París resplandece y que me ha encandilado totalmente. Vale la pena esperar a
María Jeunet.
Babel en la playa de los Campos Elíseos.
4 comentarios:
La verdad es que tiene una pinta muy bonita ^^
Eso de que el principio sea tan lento me asusta... No tenía pensado darle una oportunidad y por el momento no creo que lo haga. Pero muchas gracias por la reseña bella ^-^
¡SE MUUUY FELIIIIIZ 😊😊💕!
¡Hola! No lo conocía pero con tu reseña me han dado gansa de buscarlo. Me gusta eso de que te transporte con su magia, aunque tampoco es que me llame mucho eso de los "ja ja" que comentas xD.
¡Un beso!
¡Hola! Tanto la portada como el título ya me habían llamado la atención, pero me había esperado a ver opiniones sobre él.
La verdad es que por lo que comentas tiene buena pinta y siempre es un gustazo que un libro se ambiente en París (y te transporte a allí, claro), así que no descarto leerlo algún día.
¡Besos!
Publicar un comentario