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martes, 29 de octubre de 2013

Sesión de terror: The Nosferatu Scroll


Octubre, mes del terror por antonomasia, está llegando a su agónico fin y, con él, nuestras sesiones de reseñas, artículos y lecturas que dan escalofríos.

Hoy os traigo por última vez un artículo de manos del autor James Becker. Como buen escritor, tiene varios pseudónimos y novelas de distinta índole. Yo le conocí gracias a The Nosferatu Scroll, cuya soberbia edición me conquistó tanto como su premisa tan apasionante.

Reseña


THE NOSFERATU SCROLL - JAMES BECKER - 466 páginas - inglés - editorial Bantam Books - año de publicación 2011 - tapa flexible sin solapas

En 1741, el cadáver de la princesa Eleonora von Schwarzenberg es enterrado mediante un ritual macabro en Bohemia. Durante unas vacaciones en Venecia, en la época actual, Chris y Angela hacen un descubrimiento en apariencia inocuo, aunque perturbador. Entre los escombros de un antiguo ataúd, Angela desentierra un diario escrito en latín. No puede evitar la tentación de resguardarlo del vandalismo o la ignorancia, su trabajo en el British Museum le permitirá desentrañar algunos de sus secretos mientras valora su repercusión. Mientras tanto, el instinto policial de Chris entra en acción cuando las misteriosas desapariciones de mujeres jóvenes en Venecia cobran un cariz mucho más siniestro. Cadáveres torturados. Signos de abusos sin sentido. O quizás el diario de tapas negras pueda arrojar una luz reveladora. Si es que los terribles poderes ocultos en la noche veneciana dejan con vida a Chris y Angela.

Me pirro por las historias donde priman los secretos olvidados en el pasado, los poderes paranormales, los libros con aire malvado y la acción a vida o muerte. No todos los libros son best-sellers o best-written, pero muchos son entretenidos a rabiar. Esta historia me llamaba en especial por incluir el tema de los vampiros. Los vampiros malos, eso sí. Aquí no hay nadie sexy con los labios suaves y fríos. Aquí se mata sin remordimientos. Pero no es un libro sobre vampiros per se. Se trata más bien de una investigación a doble escala: por un lado, desciframos junto a Angela los entresijos de un diario escrito en latín; por otro lado, tenemos a Chris, el tío experto, usando sus conocimientos policiales para perseguir a los asesinos anónimos que aterrorizan la noche veneciana.

Al principio, me desanimó el estilo del escritor cuando sus protas dialogan. Parecen dos robots intercambiando datos. Falta emoción, complicidad. Después de todo, están casados. Aunque compensa ampliamente por dos motivos. Incluye temas muy escabrosos -secuestro, tortura, violación- que disparan la adrenalina. Además, alterna capítulos breves con las escenas de varios personajes, logrando amenizar el ritmo. El segundo punto a favor en mi opinión es lo interesante que resultan los datos referentes a la investigación del diario, sobre la historia y costumbres de Venecia relacionados con el caso, e incluso se aprende el origen de la palabra cuarentena.

Una lectura mitad terror mitad thriller que empecé en el autobús y terminé tirada en la cama en una noche oscura y silenciosa. ¡Buh! Sí, algo de repelús da porque no es muy gráfica, pero trata temas no aptos para delicados.

La edición es de lujo: colores rojo y negro, con el título en relieve y muchas florituras en oro.


Amablemente, el bueno de James ha compartido un artículo con nosotros entre crucero y crucero. Le gusta viajar, ahora que está retirado de la flota naval y se dedica a escribir thrillers desde su hogar en Andorra.

I think that in some peculiar and atavistic way the human mind needs horror. Perhaps this is something which is built into our psyche, an ancient race memory from the earliest dawn of humanity, when there genuinely were monsters lurking in the shadows, and where every sound could be the precursor to a savage attack from a wild animal, a cave bear or sabre-toothed tiger. You could even argue that the way we envisage danger lurking in the dark is a defence mechanism, a way of preparing the body to fight or flee.
 
It's almost as if we need to believe that there is something out there, somewhere in the dark, just out of range of our eyesight that is not quite right. Not human, or if it is human it is damaged in some way which renders it abnormal, and therefore dangerous. And it's also a matter of timing. A creak from the attic of an old house at three in the afternoon is of no consequence: it's just the wood settling or something of that sort. At three in the morning it's a very different state of affairs. Who -or perhaps more alarmingly, what - is up there? How did it get there? And is it coming down? It's amazing how the mind can play tricks and turn even the most mundane of sights and sounds into something quite alarming , given the right circumstances.
 
This is confirmed by the enduring popularity of horror films and novels in this genre, most of which pander to these deep-rooted fears and bring forth the monsters of our imagination. Sometimes these are beasts that have somehow survived the eons, as in the TV series Primeval, or perhaps have been crafted by a disturbed or diseased mind - the monster of Dr. Frankenstein is perhaps the most obvious example. But it's interesting that in so many films and books the creature that is stalking us is human or perhaps superhuman in some way. Everything from the serial killer, the outwardly normal man who kills for thrills, to satisfy some deep and dark need within him, to the undead, the vampires, the werewolves and the zombies. The creatures that we cannot kill because they are already dead.
 
In reality, there is very little that is new in this genre. We all know that the bite of the vampire, the twin puncture marks in the neck, marks the victim for a twilight existence, for a life without end but also without meaning. The werewolf will only die if shot with a silver bullet. But despite what we all know about these mythical creatures, that does not diminish the thrill we feel when the vampire or the golem makes his appearance. They are satisfying books to read, and although this is not a genre I've concentrated on, I also found it very satisfying to write.
 
In the case of The Nosferatu Scroll, one of the triggers behind the writing this book was the discovery of the skull of a vampire in Venice, where the story is set. In fact, the book actually includes a photograph of that skull, the head of a female with a brick jammed firmly into her mouth to prevent her feeding on the other occupants of the mass grave in which she was found. Because - and make no mistake about this - although today we are convinced that vampires do not exist and have never existed, three or four hundred years ago they were as real to the people of Central Europe in particular as the animals in the fields around them.
 
And even today, in our modern high tech world, I think there is still a need to believe in something else, something out there. The popularity of Bigfoot, the chupacabra and the persistence of aliens and UFOs, even sea serpents and monsters of the deep, certainly proves that. And I for one am glad, not because it gives me something to write about, but simply because I think that once we know everything about this world, about this planet that we live on, once there are no more mysteries left, then one of the sparks that gives us impetus and drives us forward will be forever extinguished, and that will be a sad thing.


Traducción
En cierta forma atávica, la mente necesita el terror. Quizás se deba a un rasgo de nuestra psique, un recuerdo racial del origen de la humanidad cuando existían auténticos monstruos agazapados en la oscuridad, y cada sonido podía preceder al ataque salvaje de un animal, un oso cavernario o un tigre diente de sable. Incluso podría alegarse que la manera en que visualizamos el peligro escondido en la oscuridad es un mecanismo de defensa para preparar el cuerpo en caso de lucha o fuga.

Casi parece que necesitamos creer que hay algo ahí fuera, en algún lugar de la noche, justo fuera del alcance de nuestra vista, que no marcha bien. Algo inhumano, o si lo es, sufre alguna tara que lo convierte en anómalo y, por tanto, peligroso. Se trata también de la oportunidad. Un crujido que proviene del ático de una casa antigua a las tres de la tarde no tiene mayor repercusión. Será la madera que se dilata, o cualquier cosa normal. A las tres de la madrugada, todo cambia. ¿Quién, o más alarmante, qué, hay ahí arriba? ¿Cómo ha llegado ahí? ¿Bajará? Es asombroso cómo la mente juega con nosotros y transforma las cosas más mundanas en algo perturbador si se dan las circunstancias apropiadas.

Todo lo cual se confirma en la popularidad inagotable de películas y novelas del género. La mayoría apela a estos miedos arraigados y hace aflorar los monstruos que viven en nuestra imaginación. En ocasiones, son bestias que han sobrevivido eones inexplicablemente, como en la serie de TV Primeval, o han sido creadas por dementes, siendo el monstruo del Dr. Frankenstein el ejemplo más típico. Aunque resulta interesante que en tantos libros y películas, un ser humano o quizás sobrehumano sea quien nos persigue. Desde un asesino en serie, normal en apariencia pero que mata por placer para satisfacer una necesidad oscura y profunda en su interior, hasta los no-muertos, vampiros, licántropos y zombies. Aquellas criaturas que no podemos matar porque ya están muertas.

En la realidad, poco hay de novedoso en el género. Todos sabemos que la mordedura del vampiro, la doble incisión en la yugular, señala a la víctima para una existencia en las tinieblas, un vida eterna pero carente de sentido. El hombre-lobo morirá sólo si es disparado con una bala de plata. Sin embargo, a pesar de lo que sabemos sobre estas míticas criaturas, no perdemos ni una pizca de la emoción que se siente ante la aparición del vampiro o del golem. Son lecturas satisfactorias, y aunque no me he limitado a escribir en este género, resulta grato para mí hacerlo.

En el caso de The Nosferatu Scroll, uno de los detonantes que desencadenaron su escritura fue el descubrimiento de una calavera de vampiro en Venecia, donde tiene lugar la novela. De hecho, se incluye una fotografía de esa calavera, la cabeza de una mujer con un ladrillo encajado en su boca para evitar que se alimentara de otros ocupantes de la fosa común donde fue hallada. No dudemos ni por un momento que, aunque hoy en día creemos firmemente que los vampiros no existen ni han existido jamás, hace trescientos o cuatrocientos años los habitantes de Europa Central en particular consideraban a los vampiros tan reales como los animales del campo.

Incluso en la actualidad, en nuestro mundo moderno y tecnológico, todavía persiste la necesidad de creer en algo más, algo que esté ahí fuera. La popularidad de Bigfoot, el chupacabra o los alienígenas y ovnis, o las serpientes y monstruos de las simas marinas, son prueba irrefutable de esa necesidad. Algo que me alegra personalmente, no tanto porque me proporcione material sobre el que escribir, sino sencillamente porque una vez que conozcamos todo de este mundo, del planeta en el que vivimos, una vez que ya no permanezca ningún misterio, entonces una de las chispas que nos da ímpetu y nos anima a seguir adelante desaparecerá por completo, y eso es una pena.


Estoy muy contenta con el resultado de los proyectos de este mes. Espero que hayáis disfrutado vosotros también ;o) Thanks, James, for your great company!

Y mis arrebatadores, ¿qué pensáis?¿Necesitamos una pizca de terror en nuestras vidas?

Babel en la oscuridad.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Sesión de terror: mi autor favorito



A lo largo de mi vida, me he movido entre géneros diferentes, pero siempre hay algunos temas recurrentes a los que, como lectora, no puedo evitar regresar. De alguna forma instintiva, recuerdo de mis genes sin civilizar, siempre vuelvo al terror. Algo debe de tener para ejercer tanta influencia sobre tanta gente. 

He leído obras de John Harris, Stephen King, Dean R. Koontz... desde pequeña hasta adulta, pero nadie, nunca, ha logrado estremecerme de verdad con sus historias de terror. Con una excepción.

Descubrí a este autor en una tienda con libros de saldo. Me fijé en un tomo gordísimo, un omnibus, que incluía dos historias de un tal Graham Masterton. Costaba dos libras esterlinas. Lo compré sin dudarlo. No sabía yo lo que me esperaba entre las tapas blandas de un libro de bolsillo cualquiera.

No sólo es capaz de idear historias originales al máximo, o describirlas con un realismo quirúrgico, sino que el horror de cada minuciosa escena se queda impregnado en tu piel para el resto de tu vida. Sólo con sus libros he sentido verdadero asco. Y no sólo por la sangre o la brutalidad. No. Esa sensación de repulsa que comienza lentamente y se va agarrando a tus tripas hasta que llega un momento en que tu mente no puede soportar un instante más estar en contacto con esas palabras, esa situación, ese mundo retorcido que se ha comido toda razón y esperanza. Sí, esa clase de asco que te hace parar de leer. Asco psicológico.

Graham Masterton es un maestro del horror. ¿Os lo presento? Porque ha tenido la gentileza de compartir un artículo suyo con nosotros.



Believe or not, I have never thought of myself as a horror writer. Horror to me is just a category which book retailers put your books into because they happen to have violent or supernatural content,  or both. I have never made any distinction between horror fiction and any other kind of fiction. Fiction should always challenge what you believe in, and make you think hard about what it is to be a human being. 
     I started writing fiction at a very early age,  inspired by Jules Verne and Edgar Allan Poe in particular. Some of the horror stories, though, made a lasting impression on my friends. Twenty-five years later, a schoolfriend told me that even though he was now a city manager,  he still had nightmares about a man who no head who used to walk about the house singing Tiptoe Through The Tulips.
     What almost all of my stories shared, though,  even at that age, was my feeling that fiction should take readers right to the very edge of human experience. Reality is strange, and exhilarating,  and tragic. Sometimes reality is well beyond our understanding.  But I always believed that fiction should take us even further,  right to the very boundaries of our humanity.
 When you’re writing, take your characters by the hand so that you can physically feel them.
     And never be scared to say anything.  Ever.
     Several times, I have purposely taken my work beyond the boundaries of accepted taste. I suppose it started with my novel Ritual,  which was a jolly story about gourmet cannibals. A favourite device of mine is to make ancient and mythical threats re-appear in the modern-day world so that ordinary people like you and me have to find a way to deal with them. The reason why legendary beings can be so frightening is because they were devised in days when people had no understanding of disease,  or natural disasters, and so they attributed them to demons and ghosts and vengeful gods. But again, I don’t consider this to be “horror” fiction.  It’s just stories as stories have always been told. Stories to make you think who you are. Stories to help you to come to terms with your mortality.  All of us who are alive at the moment are like a city, with its millions of lights sparkling in the night. One by one,  though,  the lights are extinguished,  and then there is nothing but darkness. There lies the horror.

Traducción
Aunque parezca mentira, nunca me he considerado un escritor de terror. EN mi opinión, es tan sólo una categoría que aplican los vendedores de libros cuando el contenido incluye violencia o elementos sobrenaturales, o ambos. Nunca he hecho distinciones entre la ficción de terror y otra clase de ficción. Ésta siempre debería desafiar nuestras creencias y hacernos pensar a fondo lo que significa ser humano.

Comencé a escribir ficción a una edad temprana, inspirado por Julio Verne y Edgan Allan Poe. Algunas de mis historias dejaron una huella indeleble en mis amigos. Uno de ellos, siendo ya un profesional veinticinco años después, todavía tiene pesadillas sobre un hombre decapitado que se pasea por la casa cantando una canción.

El punto en común de todas mis historias, no obstante, incluso en los albores, era que debía conducir al lector hasta el borde de la experiencia humana. La realidad es extraña, emocionante y trágica. A veces va más allá de nuestra comprensión. Siempre he creído que la ficción debería sobrepasar esos límites hasta la misma esencia de la humanidad.

Cuando se escribe, hay que tomar de la mano a los personajes, sentirlos físicamente. Y nunca jamás tener miedo a decir nada.  En varias ocasiones, he cruzado los límites de lo comúnmente aceptado. Imagino que empezó con mi novela Ritual, sobre caníbales sibaritas. Una de mis técnicas favoritas consiste en introducir amenazas antiguas y míticas en pleno mundo moderno, de manera que la gente normal se vea forzada a hallar una forma de enfrentarse a ellas. La razón por la que estos seres legendarios son tan aterradores se debe a que fueron forjados en una época en que no se comprendían la enfermedad o los desastres naturales y eran atribuidos a demonios, fantasmas y dioses vengativos. En cualquier caso, son sólo historias, pero no de terror, sino historias como siempre han sido narradas. Historias que te hacen replantearte quién eres. Historias que te ayudan a reconciliarte con tu mortalidad. Todos los vivos somos como una ciudad, con sus millones de luces parpadeando en la noche. Una por una, las luces se extinguen, y no hay nada más que oscuridad. Ahí yace el terror.


De sus historias, las primeras que leí y permanecen en mi memoria como un gran altar pagano, son Ritual y Walkers. En Rituals, un padre lucha desesperadamente por recuperar a su hijo de una secta que se complace en predicar el canibalismo religioso. En Walkers, una panda de psicópatas es capaz de atravesar suelos y paredes. La forma de matar es especialmente cruenta. No os imagináis qué lecturas tan impresionantes hacen estos dos libros.


Ahora me gustaría mucho saber si mis arrebatadores tienen un autor favorito de terror. ¿Me asustáis? ;o)

Babel escondida bajo la manta.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Sesión de terror: Laura Bickle y Megan Shepherd


La semana pasada, abrimos el apetito de nuestro lado oscuro con las opiniones de Víctor Conde y Jesús Cañadas, autores de terror nacional. Los contrastes son enriquecedores por lo que hoy os presento a dos autoras internacionales y su visión del miedo. ¿Os apetece sentir escalofríos?


LAURA BICKLE. Autora de The Hallowed Ones y The Outside.

 What is the meaning of horror to you?

I think we know a scary story when we hear it or read it, when it quickens our breathing and causes us to leave the lights on after dark. But what really makes a story scary when we’re crafting it? Is there a way to consciously figure this out as we put it on the page?

I think so. I think the first step is dealing with a topic that scares you. If we don’t feel the fear, we can’t expect others to feel it or respond to it authentically. We have to deal with topics that scare us in order to most effectively communicate that fear. What scares you? Is it being alone? Being trapped? Getting lost?

Find something that really disturbs you, and you’ve got a good start. Think about the stuff that keeps you awake at night. You’ve just got to be willing to really force yourself to examine it. You have to scare yourself before you can scare anyone else.


Traducción:

------- Reconocemos una historia de miedo cuando la escuchamos o la leemos, cuando acelera nuestra respiración o provoca que dejemos las luces encendidas al anochecer. Sin embargo, ¿cómo distinguimos una historia de terror mientras la creamos? ¿Existe una forma de ser consciente de ello al transcribirlo en una página?
Así lo creo. Pienso que el primer paso consiste en tratar un tema que te asuste. Si no sentimos miedo, no podemos esperar que otros lo sientan o tengan una reacción acorde. Debemos abordar temas que nos den miedo para transmitir esa emoción con éxito.  ¿Qué te asusta? ¿Estar sola? ¿Atrapada? ¿Perdida?
Encuentra algo que te perturbe de verdad y estarás en el buen camino. Piensa en las cosas que te mantienen insomne por la noche. Por supuesto, tienes que estar dispuesta a analizarlas en serio. Tienes que asustarte a ti misma antes de poder asustar a los demás. -------





MEGAN SHEPHERD. Autora de obras como Naturaleza Salvaje y Her Dark Curiosity.

What is the meaning of horror to you? 

Ironically, I try to stay away from horror movies and books...one of the downsides of having a rich imagination is that it's all too easy to imagine awful things as it is pleasant fantasies. Once an image is in my head, it's very hard for me to get it out again. And yet, part of me is absolutely fascinated by scary stories. Ever since I was a kid, I loved hearing ghost stories and scaring my friends at sleepovers. So I try to get my horror fix without actually having to be too close to it: instead of watching horror movies, I'll read the online synopses. I get friends to read scary books and tell me what happens.

Ever since I was little, I've had a really active dreamlife. I can usually remember my dreams, and often they're cinematic and action-packed, and often they are frightening or disturbing. I still remember nightmares I had when I was five years old, because they left such a strong emotional mark. People like to think children are innocent and sweet, but when you look at what most average children dream about, it's terrifying stuff! And what's most frightening is that it comes from within our own heads...who knew that we all have those monsters and zombies and ax-murderers buried deep in our subconsciouses? I think that's the real meaning of horror to me. Knowing that these dark images and ideas are inside all of us, though we go about our lives pretending like they aren't.


Traducción:

------- Es irónico que intente mantenerme alejada de películas y libros de terror. Una de las desventajas de poseer una imaginación fértil es la facilidad para imaginar tanto cosas horribles como fantasías agradables. Una vez que la imagen está en mi cabeza, me resulta muy difícil exorcizarla. Por otro lado, una parte de mí siente fascinación por las historias de miedo. Desde que era pequeña, me  encantaba escuchar historias de fantasmas y asustar a mis amigos cuando me quedaba a dormir en sus casas. De modo que intento conseguir mi dosis de terror manteniendo las distancias. En lugar de ver películas de miedo, leo las sinopsis en internet. Mis amigos me cuentan los libros que les pido que lean por mí.

Desde pequeña, he soñado de forma muy activa. Normalmente recuerdo los sueños, suelen estar llenos de acción y parecen películas, a menudo son perturbadores. Todavía recuerdo pesadillas que tuve  a los cinco años porque dejaron una intensa impresión emocional. A la gente le gusta pensar que los niños son inocentes y dulces, pero si echas un vistazo a lo que cualquier niño suena, es verdaderamente aterrador. Y lo peor es que todo esto proviene de nuestras mentes. ¡Quién hubiera pensado que todos tenemos esos monstruos, zombies y asesinos del hacha escondidos en nuestro subconsciente! Creo que ése es el auténtico sentido del terror para mí. Saber que esas imágenes e ideas oscuras están en nuestro interior, aunque pretendamos en el día a día que no es así. -------




No os perdáis las historias de estas dos autoras. Valen la pena si os gustan: apocalipsis vampíricos en una comunidad Amish y versión gótica de La isla del doctor Moreau. Mis arrebatadores, gracias por compartir estos días aterradores conmigo y thank you, Laura and Megan, for your generous company.

Babel en el cuarto oscuro.

martes, 15 de octubre de 2013

Una chica amish entre vampiros


En este mes horrorosamente magnífico, quiero presentaros a una autora que me ha sorprendido con su curiosa idea de apocalipsis vampírico en torno a una comunidad Amish. Nada más leer esta novela, añadí a mi lista de deseos lectores su continuación, The Outside. Ahora está en tapa dura, a diferencia del primer tomo, así que esperaré pacientemente a su publicación más económica ;o)


 Me ha enganchado esta inusual perspectiva de una chica Amish en un mundo que se va cerrando alrededor de su comunidad como una lenta horca. Se aprende mucho de las costumbres de este grupo aislado del progreso moderno. La primera parte de la novela está muy centrada en la religión, aunque luego Katie va desarrollando su instinto rebelde a medida que el peligro acecha a su comunidad y los principios que ella creía inamovibles se ven desafiados a cada momento. Sufre conflictos tanto exteriores, por parte de los vampiros que han asolado el mundo, como interiores, por la presión de su familia, su novio y las autoridades Amish. 

Sus creencias y su respeto a la ley de Dios son constantemente puestos a prueba. Ella empieza a cuestionarlo todo pero se debate entre lo que se supone que debe hacer y lo que siente. Esas grandes diferencias entre la sociedad actual, lo que todos damos por supuesto, y la mentalidad de Katie, dada su educación alternativa, están muy bien expuestas. Por otro lado, me ha gustado mucho la forma en que Katie y el resto de su comunidad van descubriendo lo que ha pasado fuera de sus límites. Detalles aquí y allá, una salida en carro a buscar a dos hermanos desaparecidos, una vecina que no puede comunicarse con sus hijos, las noticias en la radio sobre un toque de queda... Lentamente, la paz idílica de este pueblo se va rompiendo con un cariz sangriento. 

Nadie quiere admitir la estrambótica posibilidad de que haya vampiros sueltos por el país, destruyendo a la humanidad. Existe un claro ejemplo de lucha entre el bien y el mal, la autora trata a la religión como la panacea contra la Oscuridad, así en mayúsculas. Aunque amplía el término de inmunidad sagrada de una forma peculiar. Además, introduce una historia romántica muy bonita, un montón de detalles tiernos y también pugnas tanto psicológicas como generacionales. Estoy muy contenta de haberla leído y quisiera continuar con la segunda parte sin duda alguna.


   I've seen rabies. This was... Jesus. This was something else. Something more atavistic in its power. Something... beyond science. pág. 125

  

THE HALLOWED ONES
LAURA BICKLE
Houghton Mifflin
Tapa flexible sin solapas
311 págs.
Terror y romance
2012
Relación calidad/precio:
6,47 pellizcos en BookDepository
regalao


Mañana os hablaré más de Laura Bickle y su visión del terror. Mientras tanto, ¿qué os da miedo a vosotras? A mí me horrorizan los bichos, que se me caigan los dientes, que alguien me ataque por la calle y quedarme sin mi familia :o(



miedica.

jueves, 10 de octubre de 2013

Sesión de terror


En honor a este mes tan propicio para despertar el lado más oscuro del alma, he organizado varias sesiones de terror que nos acompañarán varias semanas hasta desembocar en la noche de Halloween. 

Empezamos hace unos días con una lectura conjunta: Orgía Paranormal, donde os podéis apuntar en la buena compañía de brujas, lobos semihumanos y vampiros. Hoy, os presento dos rostros del terror: Víctor Conde y Jesús Cañadas. Ellos ya son huéspedes vitalicios en esta morada, siendo de los primeros que honraron esta torre con sus libros y entrevistas. Doy paso a sus voces pues son ellos quienes detentan el talento para estremecer con las palabras.


VÍCTOR CONDE. Autor de obras como Hija de lobos, Heraldos de la luz y Naturaleza muerta.

¿Qué es el terror para ti?

El terror es un género (tanto literario como cinematográfico) que siempre me ha atraído. Recuerdo que el primer libro que me compré con mi dinero ahorrado, cuando era niño, fue "El fugitivo", de Stephen King, que en aquella época lo firmaba como Richard Bachman. Era más ciencia ficción que terror puro, pero un deje inquietante sí que tenía, como todo lo que escribe este autor. También me han gustado mucho las películas de este género, aunque detesto las que se apoyan sólo en el gore, como las de la serie "Saw". A mí me va más el terror psicológico, o aquel en el que lo sobrenatural invade, muchas veces sin que te des cuenta, la realidad cotidiana. Para mí, el terror es una derivación de lo fantástico, una cara más del género, y por lo tanto lo desarrollo siempre en las coordenadas que incluyen lo imposible, lo grotesco o lo irreal. A mí el terror realista, cien por cien fundamentado en la realidad, no me atrae demasiado.


¿Por qué has elegido este género para escribir?

Es un medio más para contar historias. Tienes que comprender que para mí el género fantástico siempre ha sido un todo, una Gestalt, formada por cien ramas distintas que dan cuerpo al mismo árbol. Por lo tanto, hay historias que al ser contadas ellas mismas se encajan dentro de una rama específica (por ejemplo, la cf hard o el space opera), y otras que pertenecen a otra corteza del mismo árbol, como las de terror. Pero vamos, que para mí todas son caras de una misma moneda. A veces me apetece contar una historia más cotidiana, centrada en la época actual y con estereotipos humanos familiares (como en "He oído a los mares gritar mi nombre") y otra me apetece perderme en universos lejanos y contaros lo que veo por allí (como en mi serie space opera del Metaverso). Pero vamos, que es cuestión de apetencia.

 
¿Qué escritores te han inspirado en este género?

Como te dije antes, empecé cuando era niño con Stephen King, que para mí ya es un clásico. Luego descubrí a otro de los grandes de la época, el británico Clive Barker, y leí también a los clásicos Lovecraft o Poe. Ese es el tipo de terror que yo practico, el que incluye indefectiblemente el elemento sobrenatural o irreal en su desarrollo. En cine, pues me gustan películas como "El resplandor", "Hellraiser", "El sexto sentido", "Apocalipsis now", etc. ¡Puro vicio!




JESÚS CAÑADAS. Autor de obras como El baile de los secretos y Los nombres muertos.


¿Qué es el terror para ti?

En mi opinión, el terror del bueno, el que uno disfruta leyendo desde el sofá, funciona con tres conceptos: expectativas, incertidumbre y anticipación.

Me explico con el ejemplo más tonto del mundo: llegas a tu casa por la noche después de currar todo el día. Dejas la chaqueta encima del sofá, la bolsa de la compra en la mesa, enciendes la luz de la cocina y en algún sitio de la casa oyes el ruido de una silla que se arrastra.

Bum. ¿Ves? Ya estás asustada. Estás en tu casa, en un sitio donde esperas estar sola, y hay un elemento que rompe tus expectativas. Estoy simplificando, porque aquí juegan un papel otros factores. Pero básicamente es eso.

El segundo factor también es fácil de explicar. Siguiendo el mismo ejemplo, echas un vistazo en la casa. Pon que eres lista y llevas algo para defenderte, un cuchillo o un rodillo o yo qué sé. Eso es lo de menos. Das una vuelta por el piso, pasas junto al pasillo que da a tu dormitorio y la puerta se abre.

Aquí entra la incertidumbre. Lo que hay detrás de esa puerta es terror puro. Da igual lo que te encuentres detrás, un psicópata con un hacha, un monstruo con tentáculos, un vampiro, un fantasma o qué sé yo, a tu madre que se ha vuelto loca y le ha arrancado la garganta a tu padre de un mordisco. Lo importante no es lo que hay, lo que podría haber. ¿Por qué? Porque no importa lo terrorífico que sea lo que te espera tras la puerta, cuando lo descubras eliminarás todas las demás posibilidades. Mientras no sepas lo que es, detrás de la puerta están el psicópata y el monstruo y el vampiro y el fantasma y tu madre. Eso es el terror.

Por último, está la anticipación. Si eres una persona normal, cuando oyes la silla arrastrarse o cuando ves la puerta abrirse, saldrías corriendo. Pero al lector le gusta pasar miedo, el escritor lo sabe y hace que sus personajes sean tan imbéciles como para acercarse a la puerta. No se vé aún qué es lo que hay, y cuanto más alargues el momento, cuanto más grande se vaya haciendo esa puerta negra y más cerca estés de descubrir lo que ha movido esa silla, más miedo sentirás. Y a la vez más placer.

Hay infinitas variaciones de hacer esto, pero en esencia ese es el esquema. Al menos, el que me gusta usar a mí.


¿Por qué has elegido este género para escribir?

Supongo que porque soy un gran fan de lo que los amigos de la Asociación Nacional de Escritores de Terror llaman terror lúdico. O sea, el terror que puedes sufrir pero te hace disfrutar al mismo tiempo, que paladeas en un cine o seguro en tu casa, leyendo. El terror que se acaba cuando encienden las luces, vaya. Ya sabes lo que decía Howard Lovecraft, no hay emoción más fuerte que el miedo ni miedo mayor que el miedo a lo desconocido. La adrenalina del miedo es algo muy divertido, date una vuelta por cualquier festival de cine de terror y lo comprobarás.

Otra cosa es el miedo de verdad. El miedo a que a mi madre le quiten la pensión, a que le pase algo a mi familia o a que sigan hundiendo España como hasta ahora. Me da miedo el odio y el desprecio que alguna gente en Alemania le tienen a los españoles, que por desgracia es el mismo odio y desprecio que nosotros tenemos a los marroquíes. Me dan miedo muchísimas cosas (en realidad soy un cagueta) y claro, ese tipo de miedo es muy real y no tiene nada de lúdico.


¿Qué escritores te han inspirado en este género?

Creo que el libro con el que más miedo y más fascinación he pasado ha sido La chica de al lado, de Jack Ketchum. Tengo una ligera idea de cómo consigue combinar las dos cosas, pero aún no sé hacerlo. También King, evidentemente. Vinum Sabati de Arthur Machen es una virguería, como lo es buena parte de la obra de Lovecraft (no soy muy amigo de su ciclo de los sueños).

Aparte de eso, nada como el terror japonés para electrizarte de verdad. Si Ketchum es el autor que más miedo me ha dado con su obra, su equivalente en cómic sería Junji Ito. Su serie Uzumaki (espiral) es una maravilla. No hay capítulo que no te ponga los pelos de punta, y eso es tremendamente difícil de conseguir.

Por último, siempre he querido hacer algo tan molón con el terror como lo que hizo Alan Moore con La Cosa del Pantano y su serie American Gothic. Pero me falta talento para ser como Moore. Como a todos.





¿Y si todos lleváramos el miedo dentro de nosotros? Vaya parásito el nuestro, ¿eh?;o) Espero que hayáis pasado un rato deliciosamente siniestro gracias a la generosa visita de Jesús y Víctor. ¡Gracias, chicos! Un placer retorcido, como siempre.

Babel en las tinieblas.