lunes, 30 de abril de 2018

Cancion de invierno: hadas oscuras, música y leyendas


Saludos, mis arrebatadores :o) 

Me he pasado la semana inmersa en la lectura fascinante del Mundo Subterráneo habitado por las hadas más oscuras. De pequeña, una siempre piensa que las hadas son criaturas etéreas y cantarinas, toda inocencia. ¡Pues no! Los relatos antiguos nos advierten de que sus palabras están tan envenenadas como los frutos que ofrecen a los incautos para arrastrarlos a su territorio y no permitirles la libertad nunca jamás.


De esa guisa tenebrosa se las gasta CANCIÓN DE INVIERNO, de S. Jae-Jones. Inspirada en la película protagonizada por el mítico David Bowie, Labyrinth, la autora crea una fábula de ensoñaciones, folklore pagano, hadas peligrosas y valentía femenina.

Una de mis debilidades es la música. Cualquier libro donde la música prime y la prosa sea capaz de evocar su imperecedera magia, me tiene totalmente subyugada. Esta novela funde la sensualidad rapaz de las hadas más terrenales, primitivas, grotescas y astutas con la pureza sagrada e inmortal de la composición musical.

En el seno de una familia con una cultura similar a la baviera, Liesl es la hermana responsable y madura que ha enterrado sus deseos sublimes de genialidad musical en aras de ensalzar la carrera de su hermano violinista. Por si esa frustración no fuera suficiente, la belleza y libertad de su hermana Käthe amargan su corazón con envidia. La aventura comienza cuando el Rey de los Duendes secuestra a su hermana, despertando recuerdos reprimidos en la joven compositora y alentando un pacto maquiavélico que podría costar el alma a todos los implicados.

En un principio establece las complicadas relaciones familiares y los deseos íntimos de una joven que siempre se ha sentido secundaria, inferior, prescindible. La figura del Rey de los Duendes es, en mi ojo imaginario, el elegante y andrógino David Bowie, tan bello y letal como un lobo invernal. La narración es preciosa cuando alude a la pasión de Liesl por la música para luego construir un cubil orgánico, mórbido y seductor donde las hadas campan dando rienda suelta a sus bajezas y a su ladina naturaleza desfavorable a la humanidad.

El mito de Perséfone y El fantasma de la Ópera prestan elementos cruciales a la batalla que Liesl entabla con el inhumano y seductor Rey de los Duendes. Se baten en un duelo de voluntades cuyo desenlace se mide en una victoria pírrica para ambos. Me ha fascinado la dualidad de sus deseos, a veces en disonancia con sus objetivos, que desembocan en una carrera a contrarreloj  que no sabes quién quieres que gane. Uno de mis momentos favoritos es precisamente cuando afrontan el último desafío y justo el capítulo posterior, efímero y provisto de una belleza poética. Cuando el conflicto alcanza su clímax, uno nuevo le sucede, estallando en nuevos escenarios carnavalescos, bellos y terroríficos, donde el deseo carnal insatisfecho corre paralelo al don de la música, la desinhibición, el precio de la libertad y un futuro profetizado preñado de muerte y tragedia.

En este relato que se columpia entre lo obsceno y lo incorpóreo, se entreteje una pasión exacerbada que despierta todos los sentidos. Liesl ha renunciado a tanto que ahora sus anhelos se desatan como una tormenta irreprimible y apocalíptica. algunas escenas que comparte con su némesis arden de provocación.

Con tanta emoción desbordada, tanto reto psicológico, tanto duende malvado maquinando trampas, existe otro elemento que me ha maravillado y llamado especialmente. La historia de esta muchacha es un canto al individualismo, a la reclamación del propio ser por encima de límites y presas ajenos que se acumulan como losas pesadas que aplastan la creatividad única que todos llevamos dentro. Es un himno a rescatar la identidad que nos distingue, tanto en nuestra genialidad como en nuestra mediocridad. (Cita: "No existía nada más, tan sólo la música y yo, yo, yo). 

Qué gozo de novela. Me recuerda al periodo del romanticismo con esa melancolía teñida de amor condenado a muerte, pero que aún así aboga por la autenticidad y la fidelidad máximas.

Este primer libro de la bilogía se salda con un desenlace cerrado y agridulce que vuelve a ensalzar la música, la pasión, la libertad y el amor incondicional. Estoy enamorada de este libro y sueño  con poder leer la continuación <3


Citas favoritas:
Le deseaban con el mismo fervor que ansiaban el calor del fuego en invierno.

De todas las sonatas y concertos que conocía, éste era el que sonaba como su propia voz,en el que su violín sonaba más humano.

Rememoré aquellos días, cuando todavía era yo misma, una Liesl en su estado más puro, antes de que el tiempo y las responsabilidades hicieran mella en mí, antes de perderme.

Deseaba gozar del amor, de lo etéreo y de lo físico, de lo sagrado y de lo profano.

Hacía tiempo, mucho tiempo, había plantado mi música en los rincones más oscuros de mi alma, lejos de la luz.

Sentía curiosidad por saber qué era la desinhibición.

El beso es más dulce que el pecado y más feroz que la tentación.

Deseaba al loo; ansiaba su hambre, ese deseo irrefrenable capaz de anularme, de destruirme.

Eres el monstruo que anhelo.



DATOS DE
CANCIÓN DE INVIERNO
Autora: S. Jae-Jones
Edición: Abril, 2018
Tapa flexible con solapas
Wintersong,
2017, 442 págs.
Fantasía, hadas,
romance oscuro 
18 pellizcos (€)




Ojalá podamos disfrutar de más novelas como Canción de invierno. Ruego porque la editorial publique también la segunda parte y os recomiendo que leáis esta preciosidad de relato oscuro, ominoso e inspirador :o)

Babel compuesta de notas románticas.
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Segundo y último libro de esta bilogía maravillosa:


2 comentarios:

Atrapada dijo...

En un principio tenía mis dudas con esta novedad pero por tu reseña veo que sería completamente algo que disfrutaría.

Besos =)

Paseando entre páginas dijo...

Vaya, vaya. Era un libro que no me terminaba de llamar, la verdad, pero es que tiene tanta pasión tu reseña que voy a tener que replanteármelo. Y es que veo que te ha gustado tanto que hasta me apetece a mí. Lo pensaré. Genial reseña^^