Es una novela apasionante. Arrebatadores míos, ha sido abrir
la primera página y ya me ha absorbido con la misma intensidad que la primera
parte. La maldición del ganador
me fascinó con su grado de inteligencia y su heroína impresionante. Por eso
temblaba de ganas por tener en mi poder su continuación, El
crimen del ganador.
Es un auténtico placer tocar con las manos ese libro que has
estado ansiando con tantas ganas. ¡Y lo mejor de todo es que no ha pasado ni de
lejos un año entre uno y otro!
Con una prosa elegante
y bella, la autora
recrea la atmósfera de tensión y engaño que fue tejiendo prodigiosamente en la
primera parte. Lady Kestrel es víctima voluntaria de sus propias maquinaciones,
ahora a merced de un poderoso aliado que supone más peligro aún que el captor
al que tuvo que traicionar por el bien mayor. Mientras tanto, Arin se debate
entre sus nuevas atribuciones y lealtades constantemente puestas a prueba por
su prohibida devoción hacia la hija de sus enemigos.
Admiro (nunca me cansaré de repetirlo hasta la saciedad) a
Kestrel por su agudeza mental, su
tenacidad y su alma siempre dividida entre la necesidad y al compasión. Me
dolía como una aguja clavada asistir a su sufrimiento. Le vapulean fuerzas
contrarias desde el feroz emperador a su disciplinado padre, desde naciones en
desgarrador conflicto a su conexión platónica y trágica con el abanderado de
sus enemigos.
Soy inmensamente feliz cuando me sumerjo en los juegos de política, poder soterrado y
astucia que sostiene Kestrel con todos los personajes, manipulando
acontecimientos que amenazan con consumirla viva. Es una partida de ajedrez de
brillante inteligencia que semeja un pequeño "juego de tronos".
La autora no se olvida del doloroso romance entre Kestrel y Arin. Entre el miserable precio de
la guerra y las conspiraciones en la corte, entre las estratagemas de
espionaje, los malentendidos que surgen entre ellos dos estrujaban el corazón.
Ambos padecen por los secretos, por los recelos y por las razones por las que
deben renunciar el uno al otro. Y es un glorioso sufrimiento.
Arin, por su parte, no se queda a la zaga. Es implacable,
listo y leal. En esta ocasión, su fe en los sentimientos que puedan unirle a
Kestrel, su fe en la nobleza de la mujer valoriana, es puesta a prueba una y
otra vez de una forma envenenada.
A mí me ha fascinado la complicada trama de engaños y
sombras. Es como un pequeño ovillo que se va desenvolviendo mientras Arin y
Kestrel trabajan paralelamente en servir a la libertad y esconderse del
terrible ojo del emperador. Y a medida que se desenrolla, descubres que el pequeño ovillo posee larguísimas hebras
y angustiosos nudos.
Ese final devastador
me va a carcomer hasta que pueda vivir la experiencia de EL BESO DEL GANADOR,
una tercera y última parte que vivo en ascuas por descubrir.
Citas favoritas:
Hizo que se preguntara
qué dolía más: renunciar a algo que valoras o que te lo arrebaten.
Decidió que no era
honorable aceptar la idea del honor de otra persona sin cuestionarla.
A veces crees que
quieres algo cuando lo que tienes que hacer es renunciar a ello.
EL CRIMEN DEL GANADOR
MARIE RUTKOSKI
2 de 3
Tapa flexible con
solapas
384 págs.
Fantasía histórica
2016
Título original:
The Winner's Crime
2015
Relación
calidad/precio:
17 pellizcos
Vale cada céntimo
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He oído decir que a los que disfrutaron del primer libro, no les gustaba el segundo y viceversa. Creo que no soy la única que desmiente ese bulo, pues adoré el primero y soy fan declarada del segundo. ¿Vosotras qué opináis? :o)
Babel criminal.