Mis queridos arrebatadores, un pato me ha venido de visita a
casa. Su madre se llama Elena Montagud, oriunda de Valencia, y creo que va a
ser una de mis mejores escritoras favoritas. Incluso me ha recordado a la
maravillosa M. Leighton de la que estoy desusadamente enamorada.
Cuando un libro cuenta con una portada de color rojo
metálico, en la que nada un ánade disfrazado de diablillo, lo mejor que puedes
esperar, y desear, es diversión pura y dura.
Esta novela me ha sorprendido.
Y con ella, su autora que oculta un alma exploradora y
anhelante tras una fachada de chick-lit erótico.
Con un estilo desenfadado y picante, la historia de Melissa
Polanco, correctora de textos y soltera en busca de la felicidad, parece que va
a saltar entre frivolidades y chistes majos. Sin embargo, paulatinamente descubre
su corazón roto, sin rumbo, que se debate entre el amor perdido y las confusas oportunidades
que le brinda un presente al que no logra cogerle el truco.
Me ha parecido un acierto deslumbrante que la autora entrelace
el pasado de Melissa con la actualidad. En esos vislumbres del gran amor de su
vida, truncado para siempre, se esconden las lacras emocionales que arrastra
mientras se codea con dos hombres y lucha por su propia identidad existencial.
¿Dos hombres?
Sí, Héctor y Aarón. El jefe engreído y dominante que
despierta reacciones violentas en su cuerpo, y el pintor fascinante que le hace
soñar con que su corazón vuelva a funcionar.
Me lo he pasado bomba (soy así de sádico-masoca) con la
angustia de esta pobre muchacha. Me daba penita lo mucho que sufre por haberse
visto desprovista de todas sus ilusiones y tener que lidiar con un futuro de soledad.
Aunque las dos relaciones que mantiene son envidiables. Con sus diferencias, los
dos mozos contribuyen al aprendizaje de Melissa y a unas escenas de explícito erotismo
que resultan significativas por lo bien hiladas que están con su transformación
emocional. Esto es dramántico total (dramático y romántico, que a mí me gusta
inventarme palabrejas).
A nuestra protagonista le cuesta horrores llegar a una
epifanía, pero vale la pena alcanzar el final con Melissa, la aburrida chica
que buscaba ser amada como merecía. Un poquito como todo el mundo, ¿no?
Desde casi el principio yo tenía a mi chico favorito. Lo
inusual de la novela es que cuando llega el momento de "y fueron felices y
comieron perdices", no se detiene ahí sino que continúa a través de la vida real hacia lo
que pasa después. Va avanzando por la relación hasta asentar las bases de la
siguiente novela. Y me como las uñas por lo que veo venir. Espero poder leerlo
pronto.
Citas favoritas:
Me costó muchísimo hacerme a la idea de que todo ese amor se
rasgara en apenas un instante.
-No quiero acordarme -murmuro con voz temblorosa-. Odio los
recuerdos.
Supongo que muchas personas conocen esa sensación de saber
que no están hechas para su vida.
TRAZOS DE PLACER
ELENA MONTAGUD
Tapa flexible con
solapas
380 págs.
Romance erótico
2015
Relación
calidad/precio:
16 pellizcos
Muy válido
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Estoy muy contenta de haberme topado con Trazos de placer.
¡Un descubrimiento de autora!
¿Ya os habéis rendido ante el poder del pato? ;o)
Babel con las plumas preparadas.