Una
banda de violentos criminales dedicada a matar, destruir y violar. La
clase de gente que me cae bien, dijo ella con sorna y las cejas
torcidas. Mal empezamos. Y por mal camino se está adentrando el
protagonista de esta historia: a sus 13 años ya tiene el alma más
negra que Belcebú.
- SINOPSISGuardaos del Príncipe del Mal...
A los nueve años vio cómo mataban a su madre y a su hermano. A los trece ya era el líder de una banda de sanguinarios maleantes. A los quince será rey...
Ha llegado el momento de que el príncipe Honorio Jorg Ancrath regrese al castillo que abandonó para reclamar lo que por derecho le pertenece. Desde el día en que quedó atrapado en un zarzal y vio cómo los hombres del conde Renar asesinaban a su madre y a su hermano pequeño, Jorg sólo ha vivido para dar rienda suelta a su rabia. La vida y la muerte no son más que un juego para él... y ya no le queda nada que perder.
Esto,
señoras y señores, es fantasía negra, negra.
Perturbado
por el dolor y el ansia de venganza, un niño de 10 años nos cuenta
una historia espeluznante. Cómo ha crecido durante unos pocos y
lentos años, despojándose de todo atisbo de humanidad. Al mismo
tiempo, su leyenda se va fraguando. No es un niño, no es un hombre.
Algo se ha roto para siempre en su interior y cada uno de sus
pensamientos le endurece hacia acciones cada vez más abyectas. Y con
él a todos los que le siguen, fascinados o aterrados.
Con
una narración seca y amarga, Mark Lawrence promete un viaje revulsivo que te
atrapa por las tripas y, sin soltarte, te deja un regusto hostil en
la conciencia. El mal visitó a Jorg en una ocasión. Desde entonces,
él mismo es el Mal.
Una
historia inusual, sobre todo por la forma en que está narrada, a
veces onírica, a menudo mercurial y en ocasiones filosófica. Desde
la primera página, resulta tan sórdida, negra, soez y retorcida que
más bien la etiquetaría de obra de terror. Es muy difícil
identificarse con seres que carecen de un simple elemento que les
redima. A pesar de ello, sí he notado algunos gestos de complicidad
entre los malhechores que me han dado esperanzas.
Al inicio de cada capítulo, unas frases caracterizan a los canallas que componen la banda. Ha sido un acierto porque ofrecen una especie de resumen de su personalidad con la forma perfecta de un lema o anécdota.
Al inicio de cada capítulo, unas frases caracterizan a los canallas que componen la banda. Ha sido un acierto porque ofrecen una especie de resumen de su personalidad con la forma perfecta de un lema o anécdota.
El
protagonista siembra el desastre allí donde va. Además, menuda
banda de facinerosos le acompaña. Son la clase de tíos malnacidos
que, si te los cruzas en un callejón oscuro, le suplicas al que te
está atracando que defienda su botín contra ellos y tú, a cambio,
le darás tu primogénito.
Aquí
la gente es mala, sus actos aún peores. Curiosamente, a pesar de
tratarse de una novela de fantasía, los jóvenes de esta tierra se
ilustran con Euclides, Platón, Sun Tzu e, incluso, se evangelizan
con Jesús. Amén (valga el chiste) de moverse entre teutones y otras
naciones ligeramente terráqueas. Aquí es donde he echado en falta un buen mapa.
Durante buena parte de la lectura, los personajes femeninos no existen, sólo son sombras en el fondo que sufren sin nombre. Cuando brotan, son marginales, puro tópico como refleja la mayoría de sus nombres: Katherine, Jane, Sally. El autor no ha tenido la delicadeza de inventarse nombres raros al igual que para sus alter egos masculinos. Además de que en casi todo momento se trata a las mujeres con un gran desprecio. Después de una retahíla de más de 100 páginas de violencia y estrategias de poder, empieza a surgir la magia, el nudo de la trama y (aleluya) alguna mujer (viva).
Durante buena parte de la lectura, los personajes femeninos no existen, sólo son sombras en el fondo que sufren sin nombre. Cuando brotan, son marginales, puro tópico como refleja la mayoría de sus nombres: Katherine, Jane, Sally. El autor no ha tenido la delicadeza de inventarse nombres raros al igual que para sus alter egos masculinos. Además de que en casi todo momento se trata a las mujeres con un gran desprecio. Después de una retahíla de más de 100 páginas de violencia y estrategias de poder, empieza a surgir la magia, el nudo de la trama y (aleluya) alguna mujer (viva).
El
diario de un demente. Eso es lo que sentía estar leyendo durante 300
páginas de una visita íntima al alma más oscura. Creo que el tono
irónico-macabro del sentido del humor vertido por el autor no ha
llegado a contrarrestar lo suficiente la barbarie tan descarnada y
alegre que campa a sus anchas por toda la novela. Jorg es malvado,
hay una razón, la comprendo gracias a que el final ha aflojado un
poquito el malestar. Sin embargo, no le aprecio en lo más mínimo.
Sus victorias son terribles y nunca las comparto.
Por otro lado, la
trama es muy interesante y la prosa contundente. Tiene pasajes
impresionantes, aunque es crudo y muy gráfico. ¿Por qué la he
leído? Porque la historia ha atrapado mi imaginación, quería saber
a dónde iba a parar la locura de este chico y, con sinceridad,
entraña algunos misterios que me han hecho pensar en qué
eclosionarían finalmente.
Ahora
sólo nos falta saber cómo Jorg se convertirá en rey, y desde ahí
al segundo libro: King of Thorns. Una proeza para un adolescente que
nos va a dejar marcas sangrantes en la piel. Nos quejaremos, pero no
vamos a abandonar.
PRÍNCIPE DEL MAL
Mark Lawrence
Editorial Minotauro
Rústica con solapas
Fantasía negra
300 páginas
18 pellizcos
2012
asombrada y fantasiaterrada.