miércoles, 18 de mayo de 2016

Soy un ejemplo vivo del síndrome de Diógenes


¿Tienen los objetos poder sobre nosotros?

Sobre Babel, desde luego. Si entrarais en mi casa, necesitaríais un equipo de espeleología y otro de escalada :-D.


Este libro,  MENOS ES MÁS, nos incita a neutralizar esa influencia de los objetos que a veces nos domina y nos conduce por sendas innecesarias.

¿Por qué es tan difícil deshacernos de recuerdos?

 ¿Sentís que si tiráis algo estáis arrancándolo físicamente de vuestro cuerpo?

A veces, temo olvidar la persona que fui. Tengo la necesidad de demostrarme a mí misma que esa persona  existió y algún poso de ella permanece aún en mi interior. Ver los objetos que la representan es capaz de convocarla, aunque sea esporádicamente, en mi consciencia actual. Me reconforta, o quizás me pese, pues es irrecuperable. Ni la roca en el río es la misma cada día, o eso decía aquel filósofo.

Aun siendo tan práctico, este libro aspira a remover nuestra conciencia de un modo bastante zen. He visto reflejados mis pensamientos hacia el sentido de los objetos en mi casa, el significado tras su acumulación y mis reticentes reacciones asociados a su pérdida.

La autora de este manual pseudovitalista, FRANCINE JAY, crea una analogía muy certera que abre los ojos a la situación. Imagina que todos los objetos que hay en la habitación están atados a ti mediante una cuerda o una cadena. Ahora intenta moverte. Complicado, ¿eh? Según ella, las posesiones nos poseen pues trasladamos su peso en nuestra mente.

Otro de sus consejos radica en bloquear los objetos que franquean el castillo inexpugnable de nuestra vivienda mediante un interrogatorio. ¿Es realmente útil? ¿Va a facilitarme la vida? Si no es así, STOP. Recuerdo que hace años impuse una norma a mi familia. Les prohibí que me regalaran nada que fuera un adorno, algo meramente decorativo. Fue un edicto así: LIBROS o DINERO. Y el dinero sería para comprar libros... En fin, ya me entendéis :-D No es que lo cumpla a rajatabla, pero al menos las tonterías dejaron de inundar mis estanterías y cajones.

Ya apuntaba yo maneras de minimalista vocacional.

A medida que vas leyendo, te hace sentir gratitud por cada cosa que tienes y a veces olvidas valorar, te hace pensar en si le damos excesivo valor a cosas que nos restan libertad. Curiosamente, arroja luz sobre la relevancia de algo invisible en lo que apenas reparamos: el espacio.

Se divide en secciones que esclarecen el plan de convertirnos al minimalismo:

1- la introducción al concepto, muy optimista y estimulante

2- explica el método STREAMLINE que nos enseña a combatir las malas costumbres y afinar nuestra vista rapaz para analizar los puntos calientes del hogar. Incluye objetivos a corto plazo y estrategias concisas

3- pone en práctica la valiosa lección sobre cada habitación de la casa a la que aborda en capítulos individuales con el mantra Despejar, Contener y Mantener.

Concluye con un llamamiento a renunciar al consumismo en aras de un futuro mejor al tiempo que nos libera en el presente de muchas responsabilidades indeseables.


 
MENOS ES MÁS
FRANCINE JAY
Tapa flexible con solapas
229 págs.
Manual, Autoayuda
2016
Título original:
The Joy of Less
2010
Relación calidad/precio:
15 pellizcos, adecuado


Espero que este manual moderno, divertido y sistemático me ayude en mi proyecto de verano: "SALVAR EL ESPACIO DE BABEL", el cual he empezado en forma de rincones pequeños que me están haciendo respirar mejor ;o) 

¿Alguien tiene mi mismo problema de acumulación/desorden/poca voluntad?

Babel en pos de un yo más ligero.

9 comentarios:

Maria Vazquez dijo...

Parece un libro muy interesante, pero son de esos libros que compras, lees y luego te olvidas asi que lo tendre en cuenta pero para un futuro. Besos

Natalia (Arte Literario) dijo...

Ay, madre... Creo que ese libro también está hecho para mí.
Mi problema es que soy incapaz de deshacerme de objetos que me traen un recuerdo feliz. A ver, es difícil, por una parte pienso: ¿por qué voy a tirar algo que me hace feliz? Me parece maravilloso que un objeto te lleve hasta un momento que fue especial para ti y te saque una sonrisa. Por otra parte, de verdad, me pone un poco de mal humor ver que tengo la habitación llena de cosas y para limpiar ni te cuento. Me gusta el concepto de vivienda minimalista, con muy poquitas cosas y mucho espacio libre, pero es tan difícil... Cada vez que hago limpieza tiro cosas, pero siempre me encuentro con algunas que me resulta imposible olvidar. La última: una carpeta de mi época adolescente llena de pósteres de famosos que me gustaban. Jajaja, ¿cómo voy a tirarla? Si nada más verla me eché a reír, si me puso de buen humor, si me alegró el día. En fin, un desastre que soy yo, jaja.
Un beso

Luz dijo...

Me pasa con la ropa, que hay mucha que tiene decenios o no te la pones porque no es cómoda, o no sabes con qué ponértela... en fin XD

Justo con el cambio de tiempo estoy intentando hacer una criba.

Creo que es importante darle una vuelta a las cosas que tenemos y deshacernos de aquellas que ya no cumplen su función. Si me da mucha pena tirar/donar algo, por el recuerdo, le hago una foto y al menos así tengo una imagen XD

Veía en la tv consumidos por el caos, y flipaba O.O de la cantidad de cosas que tiene la gente, aún así los humanos somos acumuladores y es difícil mantener el orden.

Besos minimalistas!

S a n d r a dijo...

No me interesan demasiado este tipo de libros manual. Y eso que tal vez me resultase útil, ya que a mí también me cuesta tirar las cosas. Los objeto los guardo como recuerdos, y la ropa la guardo por si... Jajaja si engordo y ya no me vale algo, lo guardo como esperanza. Soy un caso perdido.

Un besito 💖

Alviss dijo...

Me ocurre lo mismo. Y no me vendría mal este libro jajajajaja
Lo apunto para un futuro.

Kirja dijo...

¡Hola! No soy muy amiga de los libros de autoayuda pero este libro no me vendría nada mal porque soy un completo desastre. Llevo meses, MESES, haciendo limpieza general en mi habitación y la de cosas inútiles e innecesarias que tengo (ropa, figuritas, etc) es horrible.
Me cuesta un montón desprenderme de esos "recuerdos que ocupan lugar", por lo que me lo apunto.
¡Besos!

Caminante dijo...

Me pasa como a ti con los objetos, incluso peor: a veces les otorgo una personalidad (tampoco tan exagerado como eso, quiero decir que imagino por ejemplo que sienten pena cuando los tiramos o nos deshacemos de ellos). Y entonces soy incapaz de abandonarlos...
Un beso!

Margari dijo...

Sí que guardo cosas que están ligadas a algún recuerdo especial, así que podría venirme bien este libro. Pero no creo que me anime, que no soy de leer este tipo de libros.
Besotes!!!

Paseando entre páginas dijo...

Vaya, interesante, nunca había pensado en ello. Gracias por traernos el libro^^