Saludos, mis arrebatadores :o)
Me he pasado la semana inmersa
en la lectura fascinante del Mundo Subterráneo habitado por las hadas más
oscuras. De pequeña, una siempre piensa que las hadas son criaturas etéreas y
cantarinas, toda inocencia. ¡Pues no! Los relatos antiguos nos advierten de que
sus palabras están tan envenenadas como los frutos que ofrecen a los incautos
para arrastrarlos a su territorio y no permitirles la libertad nunca jamás.
De esa guisa tenebrosa se las gasta CANCIÓN DE INVIERNO, de
S. Jae-Jones. Inspirada en la película protagonizada por el mítico David Bowie,
Labyrinth, la autora crea una fábula de ensoñaciones, folklore pagano, hadas
peligrosas y valentía femenina.
Una de mis debilidades es la música. Cualquier libro donde la
música prime y la prosa sea capaz de evocar su imperecedera magia, me tiene
totalmente subyugada. Esta novela funde la sensualidad rapaz de las hadas más
terrenales, primitivas, grotescas y astutas con la pureza sagrada e inmortal de
la composición musical.
En el seno de una familia con una cultura similar a la
baviera, Liesl es la hermana responsable y madura que ha enterrado sus deseos
sublimes de genialidad musical en aras de ensalzar la carrera de su hermano
violinista. Por si esa frustración no fuera suficiente, la belleza y libertad
de su hermana Käthe amargan su corazón con envidia. La aventura comienza cuando
el Rey de los Duendes secuestra a su hermana, despertando recuerdos reprimidos
en la joven compositora y alentando un pacto maquiavélico que podría costar el
alma a todos los implicados.
En un principio establece las complicadas relaciones
familiares y los deseos íntimos de una joven que siempre se ha sentido
secundaria, inferior, prescindible. La figura del Rey de los Duendes es, en mi
ojo imaginario, el elegante y andrógino David Bowie, tan bello y letal como un
lobo invernal. La narración es preciosa cuando alude a la pasión de Liesl
por la música para luego construir un cubil orgánico, mórbido y seductor
donde las hadas campan dando rienda suelta a sus bajezas y a su ladina
naturaleza desfavorable a la humanidad.
El mito de Perséfone y El fantasma de la Ópera prestan elementos cruciales
a la batalla que Liesl entabla con el inhumano y seductor Rey de los Duendes.
Se baten en un duelo de voluntades cuyo desenlace se mide en una victoria
pírrica para ambos. Me ha fascinado la dualidad de sus deseos, a veces en
disonancia con sus objetivos, que desembocan en una carrera a
contrarreloj que no sabes quién quieres que gane. Uno de mis momentos
favoritos es precisamente cuando afrontan el último desafío y justo el capítulo
posterior, efímero y provisto de una belleza poética. Cuando el conflicto
alcanza su clímax, uno nuevo le sucede, estallando en nuevos escenarios
carnavalescos, bellos y terroríficos, donde el deseo carnal insatisfecho corre
paralelo al don de la música, la desinhibición, el precio de la libertad y un
futuro profetizado preñado de muerte y tragedia.
En este relato que se columpia entre lo obsceno y lo incorpóreo, se
entreteje una pasión exacerbada que despierta todos los sentidos. Liesl ha
renunciado a tanto que ahora sus anhelos se desatan como una tormenta
irreprimible y apocalíptica. algunas escenas que comparte con su némesis arden
de provocación.
Con tanta emoción desbordada, tanto reto psicológico, tanto duende malvado
maquinando trampas, existe otro elemento que me ha maravillado y llamado
especialmente. La historia de esta muchacha es un canto al individualismo, a la
reclamación del propio ser por encima de límites y presas ajenos que se
acumulan como losas pesadas que aplastan la creatividad única que todos
llevamos dentro. Es un himno a rescatar la identidad que nos distingue, tanto
en nuestra genialidad como en nuestra mediocridad. (Cita: "No existía nada más, tan sólo la música y yo, yo, yo).
Qué gozo de novela. Me recuerda al periodo del romanticismo con esa melancolía teñida de amor condenado a muerte, pero que aún así aboga por la autenticidad y la fidelidad máximas.
Qué gozo de novela. Me recuerda al periodo del romanticismo con esa melancolía teñida de amor condenado a muerte, pero que aún así aboga por la autenticidad y la fidelidad máximas.
Este primer libro de la bilogía se salda con un desenlace cerrado y
agridulce que vuelve a ensalzar la música, la pasión, la libertad y el amor
incondicional. Estoy enamorada de este libro y sueño con poder leer la
continuación <3
Citas favoritas:Le deseaban con el mismo fervor que ansiaban el calor del fuego en invierno.
De todas las sonatas y concertos que conocía, éste era el que sonaba como su propia voz,en el que su violín sonaba más humano.
Rememoré aquellos días, cuando todavía era yo misma, una Liesl en su estado más puro, antes de que el tiempo y las responsabilidades hicieran mella en mí, antes de perderme.
Deseaba gozar del amor, de lo etéreo y de lo físico, de lo sagrado y de lo profano.
Hacía tiempo, mucho tiempo, había plantado mi música en los rincones más oscuros de mi alma, lejos de la luz.
Sentía curiosidad por saber qué era la desinhibición.
El beso es más dulce que el pecado y más feroz que la tentación.
Deseaba al loo; ansiaba su hambre, ese deseo irrefrenable capaz de anularme, de destruirme.
Eres el monstruo que anhelo.
DATOS DE
CANCIÓN DE INVIERNO
Autora: S. Jae-Jones
Edición: Abril,
2018
Tapa flexible con
solapas
Wintersong,
2017, 442 págs.
Fantasía, hadas,
romance oscuro
18 pellizcos (€)
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Ojalá podamos disfrutar de más novelas como Canción de invierno. Ruego porque la editorial publique también la segunda parte y os recomiendo que leáis esta preciosidad de relato oscuro, ominoso e inspirador :o)
Babel compuesta de notas románticas.