Fascinada como estoy por la temática angélica, no dudé ni un
instante en embarcarme en la lectura de EL FINAL DE TODOS LOS INVIERNOS, de
David Arrabal Carrión.
Amablemente, el autor compartió conmigo algunos comentarios sobre su obra. Según sus palabras, se basó en nombres del Antiguo Testamento para desarrollar "mi punto de vista sobre los ángeles". Su intención era "alejarme de la típica visión que se
tiene. No quería ni túnicas, ni alas sedosas ni apariencia 100% humana". De modo que para "dotarles de carácter
y personalidad, pensé en la función que ejercen: un carcelero también preso y
deteriorado no podía ser un angelito amable".
Otro de los aspectos que me han conmovido de la novela es la cualidad platónica del amor, a lo que el autor explica que debía ir "más allá del amor carnal, cosa que siempre
supe que tenía que evitar". Ciertos comportamientos "no tienen cabida en un
sentimiento que va más allá de la carne y del mismo corazón. Es amor puro, un
amor no humano... divino".
Comprobemos las cualidades literarias de este dibujante de comic.
La historia tiene lugar en la época contemporánea, aunque me
he topado con más ángeles de los que esperaba y con sumo gusto. Menudos tipos
más duros.
Confieso mi debilidad por los títulos efectivos. Éste promete
dureza, melancolía, quizás una pérdida irreparable. Probablemente, su
antagonista también es cierto, la esperanza que aguarda a los que aguantan
hasta las últimas consecuencias.
Tras leer Angelology (algo que voy a estar repitiendo hasta
la saciedad ;o) ), sentí un resurgir de interés por los ángeles. Ni
caído del cielo pudo llegar más a tiempo este libro.
En la portada se aprecia un rostro -algo femenino- cubierto
de lo que parecen costras resecas de algún material. ¿Fue enterrado en el
olvido? ¿O podrá resucitar con un propósito sobrenatural? Me carcomía la
intriga. En los dos días siguientes, fui descubriendo sus secretos.
Comienza con la escapatoria de una criatura que ha
permanecido durante siglos bajo el peso de un castigo celestial. Toda su agonía
se reduce al pensamiento de su amada, quien ahora vive una miseria que se
repite de reencarnación en reencarnación. Mas si ha de rehuir a sus captores,
al vigilante Padre que les castigó, debe reunir fuerzas. Es un ángel, pero
tiene que alimentarse para sobrevivir a su martirio. Sólo una forma le es
posible. Una forma atroz a ojos tanto humanos como divinos. Cualquier
sacrificio, cualquier pecado, es válido con tal de reencontrarse con el alma de
la mujer que una vez amó.
Esa mujer, Batshemesh, es ahora Irene. Vaga sin rumbo ni
esperanza por un mundo que la maltrata. Así fue condenada por amar al ángel
Araziel.
Cuando Araziel halla el alma atormentada de la mujer a la que
amó tanto tiempo atrás, está sumida en la más profunda desesperanza. Con todas
sus fuerzas, el ángel intentará descubrir la forma de liberarla de su
maldición. Para ello se enfrentará a los poderes que atan a Batshemesh. Siete
poderes que la esclavizan. Y no sólo ellos, sino los ángeles que una vez fueron
sus hermanos. Los combatirá sin tregua, con toda la ferocidad y la desesperación
que le confiere su amor maldito. Aunque en el camino se le revelarán secretos
que cambiarán el destino del cosmos para siempre.
Debía tener la voluntad de elegir y,
en aquel momento, bajo la fría lluvia, eligió ser feliz.
(Una de mis frases favoritas que podrás encontrar en la página 65)
Me he sentido atraída por la vigorosa descripción de las
luchas. Los distintos ángeles no tienen desperdicio, en especial Abaddón, con
su corruptora carga que nunca deseó. El capítulo 25 es especialmente
significativo en este aspecto.
Toda la mitología en torno a los ángeles y el duelo
ángel-Dios-humanidad es, no sólo muy sugerente, sino el marco perfecto para la
historia de amor. Aquí, ese amor encarnado en la luchadora figura de Araziel,
se muestra puro y desinteresado. La novela especula con algunas teorías
religiosas bastante sacrílegas desde la perspectiva cristiana, pero muy
intrigantes por otro lado. En cuanto a los personajes, varios ángeles sufren
una transformación, física y espiritual, intrínsecamente ligada a la trama
metafísica. El capítulo 32 es particularmente espeluznante, donde se refleja toda
la angustia de las reencarnaciones del alma de Batshemesh.
Edición: la redacción es convincente. Destila energía. Como
prefacio de algunos capítulos, todos breves, se incluyen párrafos que hablan de
batallas entre ángeles o son la propia voz de los ángeles, muy al estilo
bíblico.
El texto exhibe ciertos errores ortográficos que en futuras
ediciones podrían corregirse, al igual que puede pulirse la costumbre de crear
listas de palabras que otorgan un ritmo repetitivo a evitar. Por ejemplo,
páginas 90 y 91: arrasado, quebrado,
arrancado, disuelto o agonía,
miseria, olvido, pena...
Con un final agridulce, la lectura me ha agradado,
sorprendido y entretenido. Así que me doy por satisfecha. Por cierto, me
gustaría mencionar que me ha causado una alegría infantil notar la referencia a
la música de Lorena Mckennit, cuyas melodías evocadoras solían acompañarme años
ha. Además, me ha hecho recordar una película extraña pero entrañable y bella
que vi hace tiempo, La fuente de la vida. Porque hay búsquedas espirituales que
nunca tienen fin.
EL FINAL DE
TODOS LOS INVIERNOS
DAVID
ARRABAL
2012
180 páginas
género
paranormal-ángeles
tapa
flexible con solapas
12 pellizcos
volando junto al ángel caído.