Es un placer volver al seno de la familia Lancaster. Son tan tiernos y divertidos.
En esta ocasión, me ha gustado mucho el escenario que ha planteado la autora para insuflar novedad a la nueva búsqueda de pareja, puesto que la familia al completo se desplaza a otra mansión en el campo donde celebrar una visita social. Según nuestro adorado duque, el gran gruñón del reino, dicha visita resulta demasiado multitudinaria y exasperante para sus sobrios gustos ascéticos, Es la monda, este hombre. Tenemos la suerte de verlo en un plan ultraprotector y familiar que es una auténtica delicia. Sus duelos dialécticos con los personajes que le resultan insufribles siguen siendo clave para el divertimento en la lectura.
La novela en sí es dulce, amable y graciosa. ¡ Por fin tenemos cubierta masculina! Y es que Linus, el único hermano de la familia, trata de asentarse en su nuevo papel de terrateniente después de una vida en ultramar bajo las sombras de dos pérdidas de rol masculino trascendentales. Algo que arrastra como un ancla espiritual que no le deja acomodarse en su ropaje de civil. Sin embargo, se va a topar con una damisela tan inadecuada pero perfecta como él. La encantadora chica en cuestión es nada menos que una huérfana que tampoco es capaz de hallar su rincón en el mundo y, además, sufre porque su corazón anhela el amor de familia que siempre parece estar fuera de su alcance.
En este entorno tan bucólico, lleno de hermanas que conspiran con complots románticos y de infantes que son una fuente inagotable de ternura y humor, esta pareja se va a relacionar al más puro estilo de Jane Austen. Desde paseos por el campo a veladas musicales, pasando por malentendidos que afectan a la reputación y cuidados afectuosos por la salud física y espiritual del otro, este pequeño drama familiar está sembrado de oportunidades para el romance sutil y la gentileza.
Me ha gustado especialmente el hincapié en la búsqueda de un hogar real, el que nace del vínculo del corazón con las personas del presente y el acto de hacer las paces con el duelo del pasado. Tanto Linus Lancaster como Arabella Hampton sufren de soledad. Se sienten desvinculados de sus familias por distintos motivos y la evolución del argumento les permite descubrir conexiones inesperadas que redimen esa dolorosa falta de un amor y una seguridad que les permita ser felices.
Entre las varias familias que protagonizan esta novela coral, se entablan importantes relaciones de amistad, de camaradería, de protección, e incluso de esa extraña dinámica que se produce entre hombres que parecen adversarios pero que luego sacan lo mejor de sí mismos. Hay espacio para todo.
Sin duda, es una historia de corte sencillo, como suele ser en esta saga, pero que alberga preciosos sentimientos de unidad, búsqueda de raíces familiares, cariño infinito y humor encantador. Por otro lado, he disfrutado mucho con las escenas de los pequeñuelos, con las hermanas Lancaster y con la relación filial entre Linus y el joven y desubicado Charlie.
Me ha encantado conocer a fondo a este lugarteniente hundido por años de separación de su familia y a esta huérfana que soñaba con pertenecer a una familia que nunca la reclamó. Son un dúo que inspira compasión y al mismo tiempo admiración por su resiliencia. Además, su romance es tentativo, inocente, anhelante, también con cierta cualidad imposible por su diferencia de clase social. Aviso que los roces de manos son abundantes y animan el pulso en las venas...
Hago la colección de esta saga con sumo placer y estoy deseando conocer la vuelta de tuerca que estoy segura de que nos sorprenderá en la próxima novela: El encanto de Artemisa. Esa locuela promete darnos una historia estimulante, aunque tendremos que esperar hasta noviembre.Para mi sorpresa, la editorial nos depara otra novela de esta autora en julio: El beso de un extraño, cuya cubierta ya me tiene encandilada :-D Y parece que pertenece a otra saga, Los hermanos Jonquill, que tan bien hemos conocido en El lugarteniente Lancaster. ¡Estoy muy emocionada!
Citas favoritas:La amabilidad era una cualidad imprescindible para ella.
Datos de EL LUGARTENIENTE LANCASTER
Babel os invita a una taza de té.